CRITICA DEL LIBRO DE ELORZA Y BIZCARRONDO
ELORZA, ANTONIO; BIZCARRAONDO, Marta:
Queridos camaradas. La Internacional Comunista y España 1919-1939. Planeta, Barcelona, 1999.Acaba de publicarse un libro sobre la influencia de la Internacional comunista en España, basado en la consulta de los documentos que la apertura de los archivos rusos, hoy de nuevo cerrados, ha permitido a algunos privilegiados historiadores.
Ignoramos si va a permitirse la libre consulta de los archivos recuperados en Rusia. Mientras tanto habremos de limitarnos a la interpretación que de esos documentos hacen los profesores Elorza y Bizcarrondo. Interpretación que peca de sesgada y harto ideologizada. Por otra parte, los archivos de Moscú no son una varita mágica que lo resuelva todo. Un documento no es más importante porque halla sido difícil su localización, o halla costado mucho dinero, ni es más interesante un documento guardado en Moscú que otro consultado en Madrid o Salamanca.
Y esa es la primera y fundamental crítica a los profesores Elorza y Bizcarrondo: desconocen e ignoran documentación fundamental que se encuentra al alcance de la mano, a cuatro paradas de metro.
Por ejemplo, la carta de Nin al comité ejecutivo del PSOE, en enero de 1937, pidiendo la inclusión del POUM en las conversaciones de unificación entre el PSOE y el PCE; o bien el artículo de Nin "Le problème des organes du pouvoir dans la Révolution espagnole". Ambos documentos desmienten con su mera existencia todas las afirmaciones arrojadas gratuitamente en el libro sobre el pensamiento y la táctica políticas de Nin. Centrémonos pues, en un tema al que por otra parte los profesores madrileños conceden no sólo un gran relieve, sino al que pretenden dar una nueva perspectiva: el papel de Nin y del POUM en la guerra civil española. En primer lugar debemos referirnos al excelente trabajo de investigación realizado en Moscú por los periodistas Dolors Genovés y Llibert Ferri, que en archivos del KGB en Moscú y en Archivo Histórico Nacional de Madrid, encontraron las pruebas documentales de la tortura y asesinato de Nin por Orlov y Stepanov. ¿Qué nueva perspectiva aportan al tema los profesores Elorza y Bizcarrondo? Pues bien, pretenden destruir lo que ellos llaman "el mito de la pureza de Nin y del POUM" con este novedoso e increible descubrimiento: Nin y el POUM no eran demócratas ni luchaban por el mantenimiento y defensa del régimen republicano, eran revolucionarios que luchaban por una revolución social, que suponía la destrucción de la República burguesa. Elorza y Bizcarrondo han descubierto el mar Mediterráneo, y nosotros su ignorancia absoluta: ¡no sabían que existía el mar Mediteráneo!, no sabían que la militancia del POUM y de la CNT no luchaban por defender la República, sino por la revolución social. Pero los profesores madrileños (Complutense y Autónoma) van aún más lejos. Abandonan su papel de historiadores, y se ponen a jugar a la historia virtual (en las pp. 453-458), y recetan a sesenta años del fin de la guerra civil española LA TACTICA CORRECTA QUE LOS ESTALINISTAS DEBERIAN HABER PRACTICADO EN ESPAÑA. Elorza y Bizcarrondo lamentan que la NVKD asesinara a Nin, persiguiera a los poumistas y calumniara de fascistas a los obreros revolucionarios; lamenta también que el PCE apoyara esa campaña de falsificación y persecución; pero lo lamentan NO PORQUE EL ASESINATO, LA CALUMNIA Y EL EXTERMINIO O PERSECUCION POR DISCREPANCIAS POLITICAS SEAN UN ACTO ABERRANTE EN SI MISMO, sino porque ahora conocemos los nombres de los asesinos y el infame papel jugado por los estalinistas españoles. Y eso desacredita al estalinismo y sus sempiternos voceros. Según Elorza y Bizcarrondo hubiera sido mejor denunciar que Nin y el POUM eran revolucionarios, que no defendían ni el régimen republicano ni la democracia burguesa: de esta forma los estalinistas de toda la vida no tendrían que avergonzarse de tanto crimen, de tanta infamia..., y además aparecerían como los campeones "de siempre" de la democracia. Pura historia virtual: si una puta no fuera puta, sería doncella. Si la NVKD y los estalinistas no fueran asesinos, criminales y contrarrevolucionarios que siempre, y en todas partes (empezando por Rusia), han aplastado con métodos de terrorismo policíaco al movimiento revolucionario allí donde ha surgido, serían... doncellas, o quizás... demócratas.
Si las putas no fueran putas, serían doncellas; si los estalinistas no fueran criminales, serían demócratas: esta es la tesis fundamental y el núcleo ideológico que orienta todo el libro. Pero aún así, dado que se ha tenido acceso a unos archivos con documentación importante, el libro podría aportar algún interés, aunque sólo fuera por los documentos aportados. Pero no es así, porque el libro está plagado de errores inadmisibles en dos profesores universitarios. Tomemos a modo de ejemplo una frase de la página 358: "Al parecer, los "Amigos de Durruti" tenían relaciones más estrechas con el grupúsculo trotskista ortodoxo que publicaba El Soviet..." Cortamos aquí la frase porque es difícil cometer más errores en tan poco espacio. Primer error: el "Grupo Bolchevique-Leninista Le Soviet" no era un grupo ortodoxo, sino un grupo trotsquista heterodoxo, de carácter molinierista, y enfrentado por lo tanto a las tesis del trosquismo oficial y al propio Trotsky. Segundo error: no publicaban El Soviet, sino Le Soviet, en francés. Tercer error: Nicola Di Bartolomeo ("Fosco") y Virginia Gervasini ("Sonia"), dirigentes del Grupo BL "Le Soviet" no mantuvieron relación alguna con Balius, ni con ningún otro miembro de Los Amigos de Durruti. "Fosco" fue el organizador de la columna internacional Lenin del POUM y "Sonia" fue locutora en francés e italiano de la radio del POUM en Barcelona. Quien mantuvo relaciones asiduas con Los Amigos de Durruti, antes de mayo de 1937, fue "Moulin" (Hans David Freund), que era militante trosquista de la Sección Bolchevique Leninista de España, el grupo trosquista ortodoxo dirigido por Munis. Y todo esto ha sido publicado y existe bibliografía sobre el tema. La ignorancia de los profesores Elorza y Bizcarrondo no les excusa de que un lector avisado tenga que corregir tantos errores como sustantivos escriben en cada párrafo. La frase continúa con otra sarta de errores y falsedades que la consulta de la historiografía vigente me excusa de detallar. Los Amigos de Durruti no atentaron ni asesinaron, ni intentaron atentar o asesinar ni a Roldán Cortada ni a Rodríguez Salas. La cita que se hace de Juan Andrade es errónea, fuera de contexto y mal redactada, porque pretende afirmar (como entenderá cualquier lector) que Juan Andrade, en nombre del POUM apoyaba unos supuestos atentados y asesinatos que Los Amigos de Durruti jamás cometieron, ni pretendieron cometer. Juan Andrade apoyaba el programa expuesto recientemente por Los Amigos de Durruti, porque exigía todo el poder a los sindicatos y proponía sustituir el gobierno de la Generalidad por una Junta Revolucionaria.
Mal trabajo es ese que combina la ignorancia, el error y la mala fe, sobre todo si se pretende que sea considerado como un trabajo de investigación histórica.
En resumen: un libro deplorable. Los archivos de Moscú han probado documentalmente los crímenes del estalinismo. Los profesores Elorza y Bizcarrondo pretenden ahora darle la vuelta a ESTA REALIDAD HISTORICA, afirmando, en una espectacular pirueta de historia virtual, que fue sólo un error táctico del estalinismo, y que hubiera sido mejor acusar a Nin y el POUM de revolucionarios, antirrepublicanos y antidemócratas, porque en el fondo los estalinistas no eran criminales, ni asesinos, pese a sus crímenes y sus asesinatos, sino sinceros demócratas y sinceros republicanos.
La tesis de los profesores Elorza y Bizcarrondo es históricamente falsa, moralmente perversa e ideológicamente estalinista. Por esta razón el libro finaliza con una cita del muy estalinista Togliatti, responsable directo de la aplicación de la criminal política de Stalin en España: "Si nosotros, los comunistas, no nos convirtiésemos en los más consecuentes demócratas, la historia nos arrollará". Cita por cita, la respuesta a Togliatti no la da Munis: "Tres rasgos caracterizan a la contrarrevolución stalinista: terrorismo policíaco incesante, falsificación de su propia naturaleza y de la naturaleza de sus enemigos en general, en particular de los revolucionarios, más explotación de los trabajadores mediante el capital de Estado." Sin duda alguna una de las características fundamentales del estalinismo es la falsificación de su propia naturaleza. El libro de Elorza y Bizcarrondo constituye la última contribución a esa falsificación: el terrorismo policíaco, consustancial al estalinismo, nos es presentado como defensa de la democracia. Y esa falsificación constituye precisamente otra característica fundamental del estalinismo.
El libro de Elorza y Bizcarrondo es un libro de trileros. Nin, torturado y asesinado por la NVKD, deja de ser una víctima del estalinismo para convertirse sólo en un accidente, o peor, un error del estalinismo. Los verdugos de Nin: Orlov, Stepanov, Togliatti... dejan de ser asesinos o criminales para convertirse en defensores de la República y luchadores por la democracia. ¿Dónde está la trampa?: la mano es más rápida que la vista, la historia virtual sustituye a la historia real, los asesinos se convierten en demócratas. Las víctimas siguen siendo horribles monstruos: Nin y los poumistas eran en 1937, según el aparato de propaganda del PCE, y tal y como escribía Santiago Carrillo, un trosquista-fascista; ahora, según Elorza y Bizcarrondo, Nin y el POUM son acusados de ser antidemócratas, antirrepublicanos, contrarios al Frente Popular y revolucionarios. No importa el anacronismo de la acusación, ni que para los acusados tal acusación sea más bien un elogio y un honor. Lo único importante es justificar los crímenes y la trayectoria política del estalinismo, aunque ello suponga justificar lo injustificable. Discrepamos también de los criterios literarios y cinéfilos de Elorza y Bizcarrondo cuando lamentan que Orwell escribiera un maldito libro que jamás debió leerse, y Loach filmara una mala película que jamás debió verse.
Para finalizar debemos lanzar una señal de ALARMA contra una creciente marea de historiadores revisionistas de la guerra civil española, que niegan o ignoran la eclosión en 1936 de un potente movimiento obrero revolucionario que condicionó, se quiera o no, todos los aspectos de la guerra y los acontecimientos posteriores. La alarma no se produce por la existencia de historiadores burgueses, acérrimos defensores de las actuales instituciones y fruto maduro y agradecido de las distintas facultades universitarias que les paga el sueldo, sino por la decidida falsificación de los hechos históricos de que hacen gala. La historiografía sobre la guerra civil ha pasado de ser una historia militante hasta principios de los ochenta, hecha por protagonistas y testigos de la guerra civil, con todos los riesgos que ello supone, pero también con la pasión insustituible de quien no juega con palabras porque antes se ha jugado la vida, a una historia académica mema, hecha por necios, y caracterizada por el disparate, la incomprensión e incluso el desprecio a los militantes y organizaciones del movimiento obrero. No deja de haber escasas, y por ello notabilísimas excepciones, como la de la reciente biografía de Antonio Ortiz, del grupo "Nosotros", publicada por Hacer con el título Ortiz, general sin dios ni amo, y de la que son autores dos profesores de instituto de Sta, Coloma de Gremenet, Gallardo y Márquez. Claro que tal libro se sitúa al margen de la historia académica y oficial, y quizás no pueda ser de otro modo. Alarma pues ante la memificación de la historia universitaria y la marginación de la historia del movimiento obrero.
Agustín Guillamón.
Barcelona, 11 de mayo de 1999.
BALANCE. Cuadernos de historia del mov. obrero.
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